Como acierta a comentar el historiador israelí, Yuval Noah Harari, la evolución de la humanidad es inevitable y además se está produciendo de una manera fascinante en cuanto a tiempo y volumen. En dicha evolución juega un papel importante la tecnología: el supuesto futuro sobre el cual girará toda la sociedad dentro de un espacio de tiempo relativamente corto.
Yuval, comenta que la salud de las personas será controlada o "monitorizada" por un programa informático, la moneda será digital. Esto lo que producirá es un aumento de desigualdades entre ricos y pobres, donde ahora los pobres tienen una mínima oportunidad, en un futuro desaparecerá.
Esto ocurrirá también en la educación, donde las desigualdades entre los niños que puedan optar o acceder a un uso de las tecnologías tendrán más oportunidades, donde conseguirán más objetivos y tendrás más facilidades para escalar en la pirámide educativa.
¿Qué podemos hacer? Tenemos tiempo todavía para que no ocurra lo anteriormente mencionado. No estoy diciendo que debamos omitir o excluir las tecnologías del ámbito de la educación, sino que debemos encontrar un equilibrio donde converjan educación y tecnología, donde los niños convivan día a día en la escuela con la tecnología, que sea un instrumento de apoyo, que les ayude a mejorar en sus estudios y educación. Debemos evitar que se produzca una situación donde unos niños consigan más que los demás, por poder optar a un uso de las tecnologías que los demás no pueden. Porque si ahora ya existen claros casos de desigualdad donde un gran número de niños no pueden optar a una educación digna, ¿qué pasará si todo se traslada a la tecnología? ¿qué ocurrirá con los niños que no puedan alcanzar las tecnologías? No podemos apartarlos.
Debemos de encontrar dicho equilibrio entre tecnologías y educación, donde cada niño pueda recibir una educación,tanto tecnológica como "usual" o "material", donde sea una ayuda y no un obstáculo, para que en un futuro no se agranden esas desigualdades.
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